Adiestramiento, entrenamiento y educación: conceptos diferentes para diferentes necesidades
15 marzo, 2022
15 marzo, 2022
Todos los que convivimos con perros utilizamos los conceptos “adiestramiento”, “entrenamiento” y “educación” como sinónimos. Pero es un poco más complicado. Esta confusión de términos nos puede alejar de la posibilidad de acudir a un adiestrador cuando sea necesario o de no tener claro cuál es nuestra labor educativa cuando un perro entra en nuestras vidas.
Aquí va un repaso a la terminología y a las formas de abordar la llegada a casa de tu mejor amigo por primera vez. Tener un perro es maravilloso, pero como toda convivencia, nuestra relación necesita un período de adaptación. Problemas de comportamiento puntuales u otras situaciones como miedos, fobias, manías son más que habituales al inicio. Nada que no se pueda corregir con paciencia y cariño.
La educación de un perro puede comenzar en cualquier momento, pero sin duda será más sencilla y fructífera cuanto antes empiece.
Hablamos de educación cuando nos referimos a esa labor continua que comienza cuando el cachorro es separado de la madre (ella ya ha hecho su parte, enseñándole que no debe alejarse o dónde no debe acercarse) y que consiste en establecer límites y pautas que ayuden a que nuestro mejor amigo se autocontrole, no se haga daño ni dañe a los demás, no sienta miedos infundados, adquiera capacidad de frustración y pueda llegar a convivir en armonía con su familia humana.
La educación, a diferencia del adiestramiento o del entrenamiento, no se imparte en sesiones concretas, sino que es un ejercicio permanente de regulación de conducta, afecto y establecimiento de una disciplina diaria.
Dicho así parece complicado ¿verdad?, pero no olvides nunca que tu perro tiene una enorme capacidad de adquirir rutinas por lo que, si eres consistente y respetas los hábitos que quieres que adquiera, os será muy sencillo convivir en armonía.
La clave es ser consecuentes, constantes y muyyyyy cariñosos. Educando con amor obtenemos siempre mejores frutos que con miedo y castigos. No nos referimos a un aluvión de premios, hablamos de invertir tiempo y ganas en jugar con él, pasear juntos, mantenerle sano y protegerle de peligros.
Como hemos dicho, la educación tiene más que ver con una disciplina diaria que con una clase magistral pero, sin duda, un profesional puede darnos claves que nos serán de mucha utilidad. Ayudarnos con problemas concretos o corregir nuestro comportamiento. Sí, el nuestro, el humano. Pues de nuestras reacciones y forma de enfrentarnos a las dificultades dependerá en gran parte la educación de quien más queremos.
La mayoría de las veces que oímos hablar de “adiestramiento”, nuestro interlocutor se está refiriendo a “educación”.
Adiestrar a un perro no es conseguir que nos haga caso, que no se coma lo que no debe o que no destroce la casa si se queda solo. Conseguir eso solo puede ser fruto de una buena educación.
El adiestramiento consiste en la aplicación de un método que permitan que el perro desarrolle todo su potencial en un ámbito concreto: búsqueda, defensa, guarda…
Adiestrar a un perro implica instruirle para una labor concreta mientras que educarlo irá dirigido a que sepa convivir con nosotros de forma agradable y fácil para todos.
Para conseguir que el adiestramiento sea efectivo, tiene que estar dirigido por un profesional y nuestro perro debe tener una cierta edad y madurez. También ha de tenerse en cuenta la raza y características del animal en cuestión.
Como en el caso de los humanos, hablar de entrenamiento implica repetición con el objetivo de mejorar un rendimiento.
Entrenamientos como el Agility sacan lo mejor de los perros especialmente ágiles y veloces y, por supuesto, de sus dueños. Ya que se trata de una modalidad deportiva en la que es necesaria una perfecta compenetración del equipo formado por humano y mascota.
Consiste en recorrer en el menor tiempo posible y con el menor número de fallos posible un circuito de obstáculos compuesto por hasta 18 elementos entre vallas, túneles, rampas y variantes.
Entrenar agilidad, velocidad o búsqueda ha demostrado ser de muchísima ayuda a la hora de tratar problemas de comportamiento canino. Algunos perros con demasiada energía encuentran muchísimos beneficios en entrenar habilidades concretas en lugar de solo pasear o correr.
Además, entrenar fortalece enormemente el vínculo entre can y dueño, pues los perros necesitan de gestos y señales vocales, así que la comunicación se ve muy reforzada y la confianza entre ambos aumenta.
Recuerda que tanto si solo educas, como si adiestras o entrenas con tu mejor amigo, un experto puede desempeñar un importante papel en la consecución de objetivos o resolución de problemas.
¡Esperamos que este artículo te ayude a elegir lo mejor para ambos!
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