¿Cuáles son los loros que hablan y cómo enseñarles?
23 diciembre, 2021
23 diciembre, 2021
En principio todos los loros (considerando como loro a las aves de la familia de las psitácidas) tienen la capacidad de aprender a hablar o, por lo menos, a repetir ciertos sonidos que escuchan a veces.
El problema es que no todos los loros tienen la misma facilidad para aprender a decir palabras, ni tampoco todos los loros tienen las mismas condiciones ni los mismos ambientes para aprender a decir palabras o sonidos. Es fácil entender que, cuando un loro emite estos sonidos o palabras, no es en absoluto consciente de lo que para nosotros puede significar, por lo que para el resto de loros que puedan estar cerca no tendrán ningún significado más allá de llamarle la atención.
Por lo general, los loros machos tienen mayor facilidad para la emisión de palabras, probablemente de forma inicial como mecanismo para llamar la atención de las hembras para el apareamiento. Pero, por supuesto, esto no quiere decir que las hembras no puedan, solo que es posible que te cueste más tiempo conseguirlo y que, además, tenga un menor rango de sonidos.
Dentro de los loros, hay especies que son mucho más accesibles a este aprendizaje que otras. Las que suelen resultar más adecuadas para hablar son:
Una vez que tengamos al ave asentada en nuestra casa, ya podremos empezar a ponernos manos a la obra con el aprendizaje, que debe ser diario, pero no más de diez minutos al día. A partir de los 3 meses es una buena edad para empezar con las rutinas. Para que aprendan es fundamental que los animales estén en un ambiente tranquilo y con un profesor armado de paciencia, factores fundamentales para que el loro no se estrese y así no se bloquee a la hora de aprender. A veces empiezas a obtener resultados en menos de un mes, pero otras puedes tardar más de un año en conseguir que emita sonidos similares a los que tenías intención de enseñar. Pero nunca, nunca, debemos alzar la voz cerca ni hacer aspavientos ni nada que pueda asustar a la mascota.
Es importante que asocie la palabra que pretendes que aprenda con una sensación agradable. Por ejemplo, si le dices “hola” o “buenos días” y le das una caricia, o “comida” o “a comer” y le pones un poco de su alimento. ¡Ahí las posibilidades son enormes!
Y así, todos los días, repetir, repetir y repetir sin perder la sonrisa ni la paciencia. Una vez que veas si tu loro tiene facilidad para repetir las palabras, puedes intentar que aprenda a decir los nombres de cada alimento de forma diferenciada, o a hacer diferentes acciones como subir a tu mano o bajar a su percha/casita/refugio cuando proceda diciéndole sube o baja. También puedes añadir complejidad poco a poco haciendo palabras más complejas e incluso poniendo dos palabras a la vez, pero no es conveniente complicarlo demasiado, dos palabras juntas como máximo, no intentes frases, aunque a veces te sorprenda con alguna expresión que sin querer te haya pillado que dices con frecuencia a un familiar o a otra mascota, por ejemplo “Jorge, a la cama” o “Laika, vamos a la calle”.
Te recomiendo que durante la lección diaria no haya nada que pueda distraerle, por lo que deberíais quitar la televisión, la radio, el ordenador o cerrar la ventana para evitar distracciones que hagan que perdamos el tiempo, ¡ya que son solo 10 minutos!
Con el tiempo verás que, además de las palabras que tú le has enseñado, tendrá un abanico de palabras y sonidos que a veces de forma inexplicable y otras no tan inexplicable ha aprendido, como puede ser el maullido del gato, el sonido del microondas, palabrotas, el tono de llamada del móvil, Alexa…
Por último, dale siempre un premio después de cada clase y ocasionalmente cuando consiga su objetivo. El hecho de ver que aprecias sus avances guturales sin duda será un grandísimo estímulo para seguir aprendiendo más y más.
Nos vemos en próximos artículos.
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