¿Puedo bañar a mi gato?
24 abril, 2019
24 abril, 2019
¿Puedo, o más bien, debo bañar a mi gato? Es una pregunta habitual entre los que conviven con un gato. Los gatos son animales extremadamente limpios y dedican al día un mínimo de 8 horas a su aseo personal pero, por lo general, no reciben la idea de un baño con entusiasmo.
Si tu gato es de los que se resisten ¡tranquilidad!, todos los expertos coinciden en que no es estrictamente necesario bañarlos.
A los gatos realmente les gusta estar limpios y en ocasiones, tenemos que recurrir al baño si las circunstancias requieren de nuestra intervención para que lo estén. Ya sea porque el gato en alguna aventura ha acabado tan sucio que le va a costar resolver el problema por sí mismo, porque tenga un problema de salud y esté dedicando poco tiempo a su higiene personal o porque se haya ensuciado accidentalmente al ir al baño … Llegado el caso, tenemos que tratar de hacer que su experiencia sea lo menos traumática posible, para que la frase “voy a bañar a mi gato” deje de tener connotaciones perturbadoras.
Cada gato es un mundo y no hay dos iguales, pero es cierto que es difícil encontrar un gato que no sea curioso o le guste el juego, así que podemos aprovechar esta faceta para atraerle y familiarizarle con el agua como parte de su rutina.
Si convives con un gato, es posible que le hayas visto aventurarse hacia el plato de la ducha mojado después de haberla utilizado, así que se trata de dar un paso más y poner a su alcance el acceso al chapoteo .
Las herramientas que tenemos a mano para que un gato pueda empezar sus escarceos con el agua y lanzarse a chapotear a sus anchas son nuestra bañera (con algún tipo de alfombrilla antideslizante) o diversas piscinas para gatos y perros que podemos encontrar en el mercado. Personalmente, me gustan más las rígidas.
Tanto una como otras, deben llenarse con poca agua en un principio, de 3 a 5 centímetros, y a temperatura suave, adaptándonos a la época del año.
Hay que ayudarse de juegos y juguetes, el juego es algo imprescindible para despertar el interés de tu gato por la zona, una buena idea sería poner robofish (peces robóticos) en el agua para despertar su instinto de caza o meter tus propios pies y animarle con un plumero o una caña desde dentro; se trata de ser creativos para atraer su atención.
Otro detalle a tener en cuenta es el de facilitarle el acceso al agua, poniendo algo a modo de escalón como una silla si el acceso es alto como en el caso de la bañera.
Por supuesto, hay que respetar siempre el ritmo y la disponibilidad de cada gato para meterse en el agua y no forzarlo nunca. Lógicamente es más fácil iniciar al chapoteo a gatos jóvenes que a un senior… Algunos solo meterán sus patas delanteras, otros no querrán saber nada y otros disfrutarán con este tipo de juegos y meterán las cuatro patas. En último de los casos, si al gato le gusta y se adapta bien, se puede llenar más la bañera e ir acariciándole suavemente con la mano mojada.
Esta práctica de acercamiento de tu gato al agua puede ayudar a que en un futuro, si se da la necesidad de un baño, la experiencia para él no sea tan estresante y se convierta en una experiencia divertida para ambos.
Volviendo al tema del baño en sí mismo, por necesidad y no por placer, debemos tener en cuenta unas pautas para que todo vaya lo mejor posible:
Por último, debemos tener en cuenta que a menos que llevemos tiempo trabajando el acercamiento de nuestro compañero felino al agua, en la mayoría de los casos, el baño formará parte de esas experiencias que estresan a nuestro gato. Lo mejor es tomárselo con calma, tener mucha paciencia y proceder con mucho cariño.
Una de las características más destacadas de estos pequeños roedores es su pelaje suave y esponjoso. Cuidarlo no es complicado en la mayoría de los casos, pero es fundamental prestar atención y poner de nuestra parte todo lo que podamos, tanto en su ambiente como en su alimentación, para que su pelaje se mantenga en óptimas condiciones.
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