¿Qué es un gato feral?
16 julio, 2020
16 julio, 2020
Conocidos por su salidas nocturnas, los gatos ferales – o gatos «callejeros» – son erróneamente considerados como una amenaza o una plaga… Sin embargo, estas colonias proporcionan beneficios a la comunidades vecinas.
La mayoría de nosotros tenemos la imagen del gato como un animal doméstico, un compañero felino o un un miembro de la familia.
Pero tenemos también otra imagen muy diferente asociada a los gatos; generalmente entrada la noche los podemos observar en ciertas zonas de nuestra ciudad o zonas rurales, grupos de gatos huidizos que se esconden rápidamente a nuestro paso…
La definición de un gato feral es la de un gato que ha carecido de contacto humano desde su nacimiento. Estos pequeños felinos, llamados ferales, han podido ser el resultado de la reproducción de algunos gatos abandonados, que se han re-adaptando a un “medio silvestre”.
El gato es un animal muy prolífico y las hembras siendo poliéstricas estacionales (fértiles varias veces al año), han tenido su descendencia en lo que ahora es “su hogar” … la calle.
Generalmente se guían por su instinto de supervivencia, cazan y comen sobras. Son territoriales y sólo se alejan del lugar en el que viven por dos motivos básicos: la alimentación y la reproducción.
Su vida es mucho más corta que la de un gato doméstico. No suelen vivir más de 3 o 4 años con suerte, ya que están expuestos a enfermedades, peleas, accidentes y las condiciones climatológicas que tampoco les ayudan.
Se agrupan en lo que se denominan “colonias”. Viven en zonas apartadas, casas en ruinas, fabricas, parques, urbanizaciones y huyen casi siempre del contacto con humanos.
Sin duda alguna, la presencia de estos pequeños depredadores nos aporta beneficios. En las ciudades proliferan ciertos roedores o insectos que carecen de amenazas “naturales”, el gato es su mayor enemigo, manteniendo a raya la invasión de ciertas plagas transmisoras de peligrosas enfermedades.
La convivencia entre estas colonias y los vecinos no siempre es fácil y a muchas personas, les resultan molestas, denuncian la proliferación descontrolada, los gritos y maullidos, olores por marcajes etc.
En el siglo pasado surgen a nivel mundial una serie de estudios e investigaciones que desembocan en un sistema de control para mejorar la convivencia y beneficiarnos de su presencia con respecto a las plagas.
En inglés TNR, Trap-Neuter-Return, aquí llamado Método C.E.S, CAPTURA, ESTERILIZACIÓN Y SUELTA, ha demostrado ser el mejor método de control de las colonias felinas hasta hoy. Investigadores y veterinarios colaboraron al respecto poniéndose en marcha hace unos 30 años en el Reino Unido y Estados Unidos.
Tal y como indican sus siglas, los gatos de las colonias se gestionan capturándolos, esterilizándolos y devolviéndolos a su lugar de captura, lo que es su hogar.
Esto evita:
Las capturas generalmente se realizan por los llamados Gestores de Colonias felinas que pertenecen a Asociaciones Protectoras. Son voluntarios autorizados por los Ayuntamientos y que velan por que las condiciones higiénico-sanitarias de la colonia sean las correctas (alimentándolos, supervisando a diario y o acudiendo al veterinario colaborador si fuera necesario).
Si en algún momento somos conscientes de que existe una colonia controlada, será muy importante que no les alimentemos. Es posible que alguno de los gatos esté en proceso de “rutina alimentaria” para su captura.
Es fácil, todos los veterinarios realizan bajo la anestesia de la esterilización un pequeño corte en la oreja, ya que la manipulación de estos gatos en su colonia es muy, muy complicada y es la mejor forma de reconocer a los gatos que ya han sido esterilizados y por lo tanto no hay que volver a capturar.
Os voy a contar la historia de un gato feral, Valentino. Un gato feral de 9 meses, capturado con jaula trampa en unas ruinas.
Su actitud en la captura era la normal en ellos, estrés, miedo y desconfianza. Se le esterilizó y una gestora se lo llevó a su casa para que se recuperara antes de devolverlo a la colonia.
Pero Valentino tenía otros planes; pocos minutos antes de su retorno a la colonia, mostró un comportamiento nada habitual en un gato feral. Reclamaba atención y caricias con ese lenguaje no verbal que solo un gato puede utilizar para comunicarse.
Valentino fue un caso excepcional, a día de hoy vive feliz como gato doméstico en un hogar. Es posible que en la calle tuviera algún contacto con humanos y guardara ese sentimiento de confianza, esto le ha ayudado a conseguir una vida más esperanzadora que la que le esperaba en la calle, pero que decidan ser gatos domésticos no se puede forzar y la gran mayoría tienen demasiado miedo para acercarse a los humanos.
En casi todas las ciudades existen personas, voluntarios, que ponen el alma en conseguir la mejor vida posible para estos “gatos callejeros”.
Las asociaciones protectoras y felino amantes solo piden tolerancia para que sus acciones encaminadas a una convivencia, puedan llevarse a cabo. Su gran labor, de una naturaleza absolutamente altruista, supone una gran ayuda para esta comunidad felina.
Ahora quizás sabréis un poquito más sobre los gatos ferales, unos felinos realmente sorprendentes con un gran sentido del comportamiento en comunidad. Es importante entender que no son ninguna plaga y que no suponen ningún peligro, simplemente son gatos que se han criado en un hábitat no doméstico y por tanto, los estímulos de su entorno y sus contactos, hacen que actúen de forma distinta.
Un saludo para todos los felino-amantes, y especialmente para todas aquellas personas que les dedican su tiempo y esfuerzo a esta gran comunidad.
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