¿Qué pasa cuando acaricias a un perro o a un gato? (PARTE 1)
17 septiembre, 2019
17 septiembre, 2019
Ante esta pregunta tenemos dos vertientes en las que enfocar la respuesta: la primera es qué le pasa a la mascota y la segunda es qué le pasa a la persona que acaricia.
La mascota, por supuesto que en primer lugar se va a sentir a gustito, seguro, cómodo y relajado en ese ambiente, pero también le va servir como refuerzo positivo para sentirse querido y respetado por la persona que le está acariciando. Se podría extender la respuesta, pero hoy me voy a centrar en la otra vertiente.
En cuanto a la persona que acaricia, que es el tema que hoy me interesa escribir, se suceden una serie de acontecimientos que ahora os voy a intentar explicar:
En diferentes estudios científicos internacionales se ha demostrado que con sólo 10 minutos en los que una persona pueda estar con un perro o gato acariciándolo, ya se produce una mejora del estado de ánimo de la persona. Esto está asociado a una reducción significativa de los niveles de cortisol, una hormona que está relacionada con los niveles de estrés de nuestro organismo. Dichos estudios se han realizado en estudiantes en época de exámenes y personas adultas trabajadoras, que se supone que son los que tienen mayor estrés generalmente. De hecho, ya en Estados Unidos hay programas “Pet Your Stress Away”, para que los estudiantes puedan interactuar con perros y/o gatos para ayudar a aliviar algo la tensión del día a día. Todo ello hace que en el futuro estas personas se beneficien tanto en su salud física como mental. Ahora se está intentando trabajar en programas de prevención de estrés asistido por animales para estudios de larga duración (más de un año), siendo los resultados preliminares muy positivos.
Por otro lado, acariciar a un gato o un perro satisface la necesidad humana de contacto y desvía la atención que en un momento dado se le esté prestando a una situación de dolor o aflicción física o espiritual.
También al acariciar una mascota liberamos endorfinas, que son las llamadas hormonas de la felicidad, que nos producen bienestar y paz.
En los gatos tenemos un factor extra que nos ayuda: el ronroneo. No hay sensación más placentera que acariciar un gato que está encima tuyo y que ronronea. Lo hacen a veces con cara placentera y medio durmiéndose y otras de la forma más normal, sin una expresión especial de felicidad. El ronroneo produce en el ser humano un efecto relajante y tranquilizador, y en el campo de la medicina ha dado excelentes resultados en el tratamiento de enfermedades cardiacas, psicológicas o de hipertensión. Los gatos mientras ronronean crean unas vibraciones entre 20 y 140 Hz, que tienen propiedades terapéuticas en los humanos, como en los músculos y el tejido blando en general, que pueden sanarse y recuperarse más fácilmente con la ayuda de la frecuencia de vibración del ronroneo. Se cree que las frecuencias entre 25 y 50 Hz son las mejores para ayudar a la recuperación y salud de los huesos.
Los estudios han demostrado que las personas que conviven con gatos tienen menos visitas anuales al doctor, tienen menos problemas para conciliar el sueño, y además tienen menos probabilidades de tomar medicación para el corazón. Otro de los beneficios del ronroneo del gato es que disminuye la presión sanguínea, lo cual ayuda a proteger nuestras arterias. La vibración del ronroneo relaja y ayuda a nuestras defensas y favorece el sistema inmunitario de nuestro organismo.
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