Viajar con mascotas
7 mayo, 2019
7 mayo, 2019
¡Cada vez queda menos para las deseadas vacaciones! Vamos a repasar una serie de consejos para que viajar con nuestra mascota sea agradable y fácil.
Antes de nada, vamos a familiarizarnos con el concepto “positivizar”. Con él nos referimos a trabajar para que una situación nueva para nuestra mascota transcurra sin traumas y generando buenos recuerdos.
Por mi experiencia viajando con animales tanto en coche como en avión, lo primero que recomendaría hacer es positivizar el transportín, una herramienta fundamental para nuestra mascota, ¡más aún que una correa!
¿Cómo lo vamos a hacer? Lo primero es armarnos de paciencia y tiempo, nada de prisas.
El transportín debe ser del tamaño adecuado, tiene que dejar el suficiente espacio para que el animal se levante y dé la vuelta dentro. Hay perros, por ejemplo, que lo aceptarán sin problema desde el principio y otros con los que tendremos que trabajarlo más. Por normal general, dejarlo en el salón de casa en el suelo y con la puerta abierta hace que muchos perros lo tomen como referencia, como un sitio seguro, ya que produce un “efecto madriguera” (sitio estrecho donde el “peligro” viene por delante y ellos protegen la entrada con la boca, ladrando, mordiendo etc )
¡Vamos a utilizar este recuerdo tan marcado en la genética a nuestro favor!
Empezar haciendo viajes cortos puede marcar la diferencia. Trayectos no demasiado largos que finalicen con una recompensa, un buen parque en el que dar unas carreras y olfatear un poco nos valdrían.
Nunca los introduciremos por la fuerza en el medio de transporte, con prisa, sino todo lo contrario. Podemos probar a frustrarlos un poco, dejándoles la puerta medio cerrada con un buen puñado de chuches dentro, con este ejercicio conseguiremos que el perro genere interés por entrar.
Si lo hacemos bien, en pocas sesiones veréis que el perro va a estar deseoso de entrar al transportín, lo asociará a una zona segura y de calma.
Una vez hemos conseguido positivizar esta herramienta, no penséis que solo nos vale para el viaje, también cuando lleguemos a nuestro destino el perro lo tomará como referencia para estar.
No le daremos ni mucha comida ni agua antes de montar en el coche, pero esta última no debe faltarle durante el trayecto. Tenemos que conocer a nuestra mascota y la duración e intensidad del viaje, pero por lo general sería adecuado cansarlos antes de éste.
Si es verano puede ser inteligente viajar de noche, con menos calor y dificultades en las paradas. Parece bastante evidente, pero a día de hoy me sigo echando las manos a la cabeza cuando veo un perro al medio día en agosto caminado por algún parking; si no podemos viajar a otra hora, tendremos que buscar zonas con césped o tierra para los paseos. Podemos encontrar zapatos para perros en el caso de que fuera necesario.
Cartilla, vacunas y desparasitaciones deberán estar al día. En esto nuestro veterinario nos puede ayudar, ya que según la zona a la que viajemos deberemos tener en cuenta qué insectos son los que transmiten enfermedades y cuáles, para poner el desparasitario que mejor se adapte al lugar al que nos dirigimos.
No olvides visitar webs de los ayuntamientos de destino y comprobar la normativa que nos exigen en la zona, ya que las normas municipales pueden sorprendernos.
¡Máxima atención a los dueños de perros catalogados como ppp! En lo que se refiere a estas razas, podemos encontrarnos mucha variación entre municipios.
En resumen: debemos mantenernos bien informados, prevenir y utilizar la lógica nos ayudarán a disfrutar de unas estupendas vacaciones con nuestra mascota.
Compartir nuestro día a día con un perro es una experiencia satisfactoria, independientemente de su tamaño, pero si nos decantamos por un perro de tamaño pequeño nos aportará una serie de ventajas añadidas que a continuación te explicamos.
Al igual que las personas, todas las mascotas, no sólo los perros, deben tener una actividad física para conseguir un bienestar animal adecuado, tanto a nivel físico como mental.
Los dueños de gatos solemos entrar en sintonía con ellos. Pero muchas veces nos relacionamos desde nuestra mentalidad humana, sin tener en cuenta su lenguaje corporal. Hay un entendimiento mutuo no hablado que podemos enriquecer conociendo mejor cómo se comunican ellos. Y es que una parte importante de su lenguaje lo hablan con su manera de colocar o mover la cola.